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Selección de mensajes de Meher Baba

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El Más Alto de los Altos

Dado por Meher Baba el 7 de septiembre de 1953

Todas y cada una de las criaturas vivientes y cada ser humano –en una forma u otra– consciente o inconscientemente, directa o indirectamente, se esfuerza por afirmar la individualidad. Pero cuando eventualmente el hombre experimenta conscientemente que es Infinito, Eterno e Indivisible, entonces es plenamente consciente de su individualidad como Dios, y como tal experimenta Infinito Conocimiento, Infinito Poder e Infinita Dicha. Así el Hombre deviene Dios, y es reconocido como Maestro Perfecto, Sadguru o Qutub. Adorar a este Hombre es adorar a Dios.

Cuando Dios se manifiesta en la Tierra con forma de hombre y revela Su Divinidad a la humanidad, es reconocido como el Avatar –el Mesías– el Profeta. Así Dios deviene Hombre.

Y por consiguiente Dios Infinito, una era tras otra, a lo largo de todos los ciclos, quiere, por Su Infinita Misericordia, efectivizar Su presencia en medio de la humanidad descendiendo al nivel humano en forma humana, pero sin que su presencia física se perciba en medio de la humanidad, se lo considera un hombre común y corriente del mundo. Sin embargo, cuando Él afirma Su Divinidad en la Tierra y se proclama el Avatar de la era, es adorado por algunos que lo aceptan como Dios y glorificado por unos pocos que lo conocen como Dios sobre la Tierra. Pero invariablemente al resto de la humanidad le toca condenarlo mientras Él está físicamente en medio de ellos.

Así que Dios como hombre, proclamándose como el Avatar, sufre Él Mismo la persecución y la tortura, la humillación y la condena de la humanidad para cuyo beneficio Su Amor Infinito lo ha hecho descender tan bajo; es así que la humanidad, sin embargo, afirma indirectamente la existencia de Dios en Su estado Infinito y Eterno, a causa de su activa condena de la manifestación de Dios en la forma del Avatar.

El Avatar es siempre uno y el mismo, porque Dios es siempre Uno y el Mismo, el Eterno, Indivisible e Infinito, que se manifiesta a Sí Mismo en forma de hombre como el Avatar, como el Mesías, como el Profeta, como el Antiguo: como el Más Alto de los Altos. Este Avatar eternamente Uno y el Mismo repite Su manifestación de tiempo en tiempo, en diferentes ciclos, en diferentes lugares, para revelar la Verdad con diferentes atuendos y diferentes idiomas a fin de elevar a la humanidad del pozo de la ignorancia y ayudarla a librarse de la esclavitud de las ilusiones.

De las más reconocidas y adoradas manifestaciones de Dios como Avatar, la de Zoroastro es la más antigua: habiendo sido antes Rama, Krishna, Buda, Jesús y Mahoma. Hace miles de años Zoroastro dio al mundo la esencia de la Verdad en forma de tres conceptos fundamentales: Buenos Pensamientos, Buenas Palabras y Buenas Acciones. Estos preceptos fueron y son constantemente revelados a la humanidad en una forma u otra, directa o indirectamente en cada ciclo, por el Avatar de la Era, a medida que él imperceptiblemente conduce la humanidad hacia la Verdad. Poner en práctica estos preceptos de Buenos Pensamientos, Buenas Palabras y Buenas Acciones no es tan fácil como parecería, aunque no es imposible. Pero vivir estos preceptos sincera y literalmente es aparentemente tan imposible como practicar la muerte en vida.

Hay en el mundo incontables sadhus, mahatmas, marapurushas, santos, yoguis y walis, aunque el número de los auténticos es limitadísimo. Los pocos auténticos que existen, según su jerarquía espiritual y dentro de su propia categoría, no están a la par de un ser humano común y corriente ni del estado del Más Alto de los Altos.

No soy un mahatma ni un mahapurusha, tampoco un sadhu, un santo, un yogui o un wali. Aquellos que se acercan a mí deseando ganar riquezas o conservar bienes materiales, aquellos que por intermedio mío buscan aliviar su pena o su sufrimiento, aquellos que me piden ayuda para concretar y satisfacer deseos materiales, a ellos les digo una vez más que como no soy un sadhu, un santo o un mahatma, un mahapurusha o un yogui buscar estas cosas a través de mí no es sino cortejar la decepción total, aunque sólo aparentemente; porque, finalmente, esta decepción es en sí misma invariablemente instrumental para provocar la transformación completa de los deseos mundanos. Los sadhus, los santos, los yoguis, los walis y otros que están en la vía media pueden realizar y ciertamente realizan milagros y satisfacen las efímeras necesidades materiales de los individuos que acuden a ellos en procura de auxilio y alivio.

Por esta razón surge la pregunta sobre de que si yo no soy un sadhu, ni un santo, ni un yogui, ni un mahapurusha ni un wali, ¿entonces qué soy? Lógicamente se supondría que, o soy un ser humano común y corriente, o soy el Más Alto de los Altos. Pero digo categóricamente una cosa y es que nunca puedo ser incluido entre los que tienen la jerarquía intermedia de los verdaderos sadhus, santos, yoguis y otros.

Ahora bien, si soy solamente un hombre común y corriente, mis aptitudes y poderes son limitados: no soy mejor ni diferente de un ser humano común y corriente. Si la gente me considera así, entonces no ha de esperar ningún auxilio espiritual en forma de milagros o de guía espiritual; y acudir a mí para que yo les satisfaga los deseos será también absolutamente en vano.

Por otra parte, si estoy más allá del nivel de un ser humano común, y mucho más allá del nivel de los santos y yoguis, entonces debo ser el Más Alto de los Altos. En este caso, juzgarme con tu intelecto humano y tu mente limitada y acudir a mí con deseos mundanos sería no solamente el colmo de la necedad sino también lisa y llana ignorancia porque ningún esfuerzo intelectual podría entender jamás mis métodos o juzgar mi Estado Infinito.

Si yo soy el Más Alto de los Altos, mi Voluntad es Ley, mi Deseo rige sobre la Ley, y mi Amor sostiene el Universo. Cualesquiera que sean tus calamidades aparentes o tus transitorios sufrimientos, son solamente el producto de mi Amor para el bien último. Por lo tanto, acercarte a mí para que te libre de tus dificultades y esperar que yo satisfaga tus deseos materiales sería pedirme que haga lo imposible: que deshaga lo que ya he ordenado.

Si en verdad y con fe total aceptas a tu Baba como el Más Alto de los Altos, te corresponde ofrendar tu vida a los pies de Él en lugar de ansiar que se cumplan tus deseos. No tu vida sino tus millones de vidas serían apenas un pequeño sacrificio para ofrendar a un Ser como Baba, quien es el Más Alto de los Altos; pues el ilimitado amor de Baba es la única guía segura e infalible con la que atraviesas a salvo los innumerables callejones sin salida de la vida transitoria.

Los que renuncian a todo lo que tienen, y que un día deberán descartar (cuerpo, mente y bienes materiales), no pueden comprometerme con una renuncia motivada por algo, porque entienden que para ganar el perdurable tesoro de la Dicha deben renunciar a los efímeros bienes materiales. Este deseo de mayor ganancia aún se apega y oculta detrás de su renuncia, y esta renuncia como tal no puede ser completa.

Sepan todos ustedes que si yo soy el Más Alto de los Altos, mi rol exige que los despoje de todos sus bienes y quereres, que consuma todos sus deseos y que haga que ustedes carezcan de éstos en lugar de satisfacérselos. Los sadhus, santos, yoguis y walis pueden darles lo que ustedes quieren, pero yo les quito lo que ustedes quieren y los libero de apegos y de la esclavitud de la ignorancia. Yo soy Aquél que toma no Aquél que da lo que ustedes quieren o como ustedes lo quieren.

Los meros intelectuales nunca podrán comprenderme con su intelecto. Si yo soy el Más Alto de los Altos, al intelecto le es imposible dimensionarme ni es posible que la limitada mente humana sondee mis formas.

No estarán a mi alcance quienes, amándome, permanecen admirándome con reverencia. Yo no soy para aquellos que me ridiculizan y señalan con desdén. No estoy aquí para que una multitud de decenas de millones se congregue alrededor mío. Estoy aquí para los pocos selectos que, dispersos entre la muchedumbre, renuncian totalmente, en silencio y sin ostentación, al cuerpo, a la mente y a los bienes materiales. Estoy aquí incluso más para quienes, después de renunciar a todo, nunca vuelven a pensar en su renuncia. Son totalmente míos quienes están listos para renunciar incluso a la misma idea de su renuncia y quienes, permaneciendo en una vigilia constante en medio de una intensa actividad, aguardan su turno para ofrendar sus vidas por la causa de la Verdad ante una mirada o una señal de mi parte. Los que tienen coraje indomable para afrontar voluntaria y alegremente las peores calamidades, y fe inquebrantable y ansias de cumplir mi más leve deseo a costa de su felicidad y de sus comodidades, ellos ciertamente me aman de verdad.

Desde mi punto de vista resulta más bendecido el ateo que desempeña sus responsabilidades mundanas aceptándolas como su honorable deber, que el hombre que presume ser un devoto creyente en Dios pero que evita las responsabilidades que le corresponden por la Ley Divina, y corre detrás de sadhus, santos y yoguis en busca de alivio del sufrimiento que en última instancia le hubiera producido su Liberación eterna.

Fijar un ojo en los encantadores placeres carnales y con el otro ojo esperar ver una chispa de la Dicha Eterna no es solamente imposible sino el colmo de la hipocresía.

No puedo esperar que de inmediato ustedes comprendan todo lo que quiero que sepan. Tengo que despertarlos de vez en cuando a lo largo de las eras sembrando la semilla en sus mentes limitadas, la cual deberá germinar en su momento con apropiada atención y cuidado de parte de ustedes, y florecer dando el fruto de aquel verdadero Conocimiento que inherentemente les corresponde obtener.

Por otra parte, si ustedes se guían por su ignorancia e insisten en seguir así, nadie los podrá detener en su elección de la manera de progresar, pues eso es también un avance que, por lento y doloroso que sea, al final y después de innumerables encarnaciones, está destinado a hacer que ustedes comprendan lo que yo quiero que sepan ahora. Para librarte de un mayor enredo en el laberinto de la ilusión y del sufrimiento autocreado, que debe su magnitud a la extensión de tu ignorancia sobre la verdadera Meta, ¡despiértate ya! Presta atención y pugna por Liberarte sintiendo qué es la ignorancia en su verdadera perspectiva. Sé sincero contigo mismo y con Dios. Uno puede engañar al mundo y a sus vecinos pero nunca eludir lo que el Omnisciente conoce: esta es la Ley Divina.

A todos ustedes les digo que acudan a mí y a aquellos de ustedes que desean acercarse a mí aceptándome como el Más alto de los Altos les digo que nunca deberán venir con el íntimo deseo de ansiar riquezas y ganancias materiales, sino solamente con el ferviente anhelo de dar todo lo que tienen, cuerpo, mente y bienes materiales, junto con todos sus apegos. Búsquenme no para que los saque de sus dificultades sino encuéntrenme a fin de entregarse de todo corazón a mi Voluntad. No se aferren a mí en procura de felicidad mundana y comodidad efímera, pero apéguense a mí, contra viento y marea, sacrificando y depositando su propia felicidad y comodidad a mis pies. Que mi felicidad sea la dicha de ustedes y mi comodidad su reposo. No me pidan la gracia de un buen empleo pero deseen servirme con más diligencia y sinceridad sin esperar una recompensa. Nunca me supliquen que les salve la vida o salve la de sus seres queridos pero suplíquenme que los acepte y les permita ofrendar la vida por mí. Nunca esperen que les cure las dolencias corporales pero suplíquenme que los cure de su Ignorancia. Nunca tiendan sus manos para recibir algo de mí pero álcenlas en señal de alabanza hacía mí, a quien ustedes se acercaron como el Más Alto de los Altos.

Si yo soy el Más Alto de los Altos, entonces nada es imposible para mí, y aunque no hago milagros para satisfacer necesidades individuales, cuya satisfacción tendría como resultado enmarañar cada vez más la red de la existencia efímera, sin embargo una y otras vez, en determinados períodos, yo manifiesto el Poder Infinito en forma de milagros pero solamente para elevar y beneficiar espiritualmente a la humanidad y a todas las criaturas.

Sin embargo, individuos que me aman y tienen inquebrantable fe en mí, han tenido con frecuencia experiencias milagrosas, las cuales han sido atribuidas a lo que mi nazar o mi Gracia ejerce sobre ellos. Pero quiero que todos sepan que no conviene que mis devotos atribuyan estas experiencias milagrosas individuales a mi estado del Más Alto de los Altos. Si soy el Más Alto de los Altos estoy por encima de estos ilusorios juegos de maya en el curso de la Ley Divina. Por esta razón, cualesquiera que sean las experiencias milagrosas de mis amante sque me reconocen como tal, y las de quienes por otros canales me aman inconscientemente, son únicamente resultado de la firme fe que tienen en mí. Su fe inquebrantable, que a menudo suprime en su curso el juego de maya, les aporta experiencias que ellos llaman milagros. Estas experiencias que son producto de la Fe firme, al final son positivas y no enmarañan a los individuos con cada vez más y mayores ataduras Ilusorias.

Si soy el Más Alto de los Altos, entonces un deseo de mi Voluntad Universal es suficiente para que en un instante brinde la Realización de Dios a uno y a todos, y en la creación libere así a todas las criaturas de los grilletes de la Ignorancia que las tienen sujetas. Pero bienaventurado es el Conocimiento que se gana experimentando la Ignorancia, de conformidad con la Ley Divina. Este Conocimiento se hace posible para que lo alcances en medio de la ignorancia con la guía de los Maestros Perfectos y la entrega al Más Alto de los Altos.

Mensaje Universal
El Llamado de Meher Baba
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