Estoy muy feliz por tener aquí a todos ustedes.
Sé que muchísimos de ustedes han venido a Meherabad en circunstancias muy difíciles. Algunos han viajado miles de kilómetros, e incluso cruzado continentes para estar hoy en Meherabad. Su profundo amor a mí fue el que desafió todos los obstáculos y los impulsó a renunciar a sus comodidades y conveniencias a fin de honrar mi Llamado y estar hoy cerca de mí.
Estoy muy conmovido por su devoción y orgulloso de los corazones que contienen tal amor y lealtad.
Hay muchos más corazones devotos que, como ustedes mismos, anhelan estar aquí presentes, pero no los han de ver hoy entre ustedes. Sé que, a pesar de su intenso deseo de estar cerca de mí, no les fue posible venir por una razón u otra. Por consiguiente ellos dependen de ustedes para que les transmitan minuciosamente todo lo que ustedes vean y escuchen durante los dos días de esta oportunidad única que se les ha presentado.
Confío en que ustedes no los defraudarán.
Aunque estén aquí presentes con todo su amor y fe en mí, y aunque se sientan bendecidos por tener mi contacto personal, sin embargo sé que hoy no comprenderán como deberían comprender el verdadero significado de mi Llamado y de su presencia aquí en esta ocasión. Solamente el tiempo hará que casi todos ustedes comprendan, dentro de no muchos meses, la trascendente importancia de esta asamblea.
Se acerca rápidamente el tiempo en el que todo aquello sobre lo que he llamado repetidas veces la atención ocurrirá definitivamente. Casi todos ustedes presenciarán esos acontecimientos y recordarán muy vívidamente todo lo sucedido en estos dos días de su permanencia en Meherabad.
No he venido para crear nada nuevo: he venido para introducir vida en lo viejo. No he venido para crear retiros o ashrams. Yo los creo con el propósito de mi labor universal, solamente para disolverlos repetidas veces una vez que se ha satisfecho ese propósito.
El universo es mi ashram, y cada corazón es mi casa, pero sólo me manifiesto en aquellos corazones en los que todo lo que no sea Yo cesa de vivir.
Cuando mi Religión Universal del Amor está al borde de diluirse en la insignificancia, vengo para insuflarle vida y acabar con la farsa de los dogmas que la profanan en nombre de las religiones y la sofocan con ceremonias y ritos.
La confusión y la inquietud universales de hoy en día llenaron el corazón del hombre con mayores ansias de poder, y codicia de riqueza y prestigio, produciendo, como consecuencia, indecible sufrimiento, odio, celos, frustración y miedo. El sufrimiento alcanzó su cenit en el mundo a pesar de todos los esfuerzos para difundir la paz y la prosperidad y producir una felicidad duradera.
Para que el hombre vislumbre una felicidad duradera tiene que comprender primeramente que Dios, al estar en todos, conoce todo; que solamente Dios actúa y reacciona por medio de todos; y que Dios, bajo la forma de incontables seres animados e inanimados, experimenta los innumerablemente variados fenómenos del sufrimiento y de la felicidad, y que Dios Mismo es quien experimenta todos estos sucesos ilusorios. De manera que es Dios quien introdujo el máximo de sufrimiento humano y solamente es Dios quien borrará este sufrimiento ilusorio y producirá la máxima felicidad ilusoria.*
La ilusión es ilusión en todo, ya sea que se manifieste como la Creación o desaparezca en la Unidad de la Realidad, que se la experimente como existente y real, o se la perciba como falsa o inexistente. La ilusión no tiene fin, tal como la imaginación no tiene fin.
En la ilusión se experimentan dos aspectos: la multiplicidad y la unidad. Mientras la multiplicidad se multiplica, la unidad se magnifica. La multiplicidad es la ‘religión‘ de la ilusión, en la cual la ilusión prospera.
En el inicio ilusorio del Tiempo este estado de confusión en la ilusión no existía como hoy. Cuando comenzó la evolución de la consciencia había unicidad, a pesar de la diversidad en la ilusión. Al crecer la consciencia, también la multiplicidad siguió creciendo hasta que ahora está a punto de superar el límite. Así como la ola alcanza su cresta, también este apogeo de la multiplicidad se disolverá y producirá el inicio de la unidad en la ilusión. El sufrimiento en su apogeo causará la destrucción de este punto culminante de la multiplicidad en la ilusión.
Ha llegado la hora, según lo previamente ordenado, de destruir la separación múltiple que impide al hombre experimentar un sentimiento de unidad y hermandad. Esta destrucción tendrá lugar muy pronto y provocará que tres cuartas partes del mundo sean destruidas. La cuarta parte restante se unirá en una vida de concordia y comprensión mutua, creando así un sentimiento de unidad en todos los seres y conduciéndolos hacia la felicidad duradera.
Antes de que Yo interrumpa mi silencio, o inmediatamente después de éste, tres cuartas partes del mundo serán destruidas. Pronto hablaré para que se cumpla lo que tendrá que ocurrir dentro de poco.
Fortalecer credos, crear sociedades o dar conferencias jamás producirá un sentimiento de unidad y unicidad en la vida de la humanidad, que ahora se halla completamente absorta en la multiplicidad de la ilusión. A la unidad en medio de la diversidad sólo se la podrá hacer sentir tocando lo recóndito del corazón. Ésa es la labor para la cual he venido.
He venido a sembrar en sus corazones la semilla del amor para que, a pesar de toda diversidad superficial que su vida en la ilusión deba experimentar y soportar, se produzca el sentimiento de unidad, por medio del amor, entre todas las naciones, credos, sectas y castas del mundo.
A fin de producir esto estoy preparándome para interrumpir mi Silencio. Cuando interrumpa mi Silencio no será para llenarles los oídos con discursos espirituales. Pronunciaré una sola Palabra que penetrará en los corazones de todos los hombres y hará que hasta el pecador sienta que está destinado a ser un santo, mientras que el santo sabrá que Dios está tanto en el pecador como en él mismo.
Cuando Yo pronuncie esa Palabra, echaré los cimientos de lo que ha de tener lugar durante los próximos setecientos años. Cuando Yo regrese dentro de setecientos años, la evolución de la consciencia habrá alcanzado tal punto que las tendencias materialistas se transmutarán automáticamente en anhelo espiritual, y predominará el sentimiento de igualdad en hermandad universal. Esto significa que opulencia y pobreza, educación y analfabetismo, y envidia, celos y odio, los cuales se evidencian plenamente hoy en día, se disolverán entonces mediante el sentimiento de unidad de todos los hombres. Así la prosperidad y la felicidad estarán en su cenit.
Esto no significa que la unidad en la ilusión permanezca por siempre jamás. Ello es así porque todo esto es ilusión, y tanto la consciencia de la unidad como la de la multiplicidad en la ilusión es parte del proceso evolutivo. El tiempo tiene la tendencia a ser cíclico cuando nuevamente ocurra el mismo inicio, crecimiento y la misma culminación de los apogeos de la multiplicidad y de la unidad en la ilusión.
Mi próximo advenimiento, después de que abandone este cuerpo, será dentro de setecientos años, y eso señalará el final y el inicio de un Ciclo de Ciclos. Todos los ciclos temporales en la ilusión terminan y empiezan después de 700 a 1.400 años, y hubo y habrá millones y billones de esos ciclos en un Ciclo de Ciclos; de manera que no hay un final para la ilusión, la cual sigue siendo ilusión.
Una era tras otra vengo para estar en medio de la humanidad a fin de mantener mi propia Creación de la Ilusión, y también para despertar a la humanidad a fin de que sea consciente de esto. La estructura de la ilusión es siempre la misma, pero las tramas en la ilusión son innumerables y en constante cambio.
Mi advenimiento no es para destruir a la ilusión porque ésta, como es, equivale totalmente a nada. Vengo para que ustedes sean conscientes de que la ilusión es nada. Por medio de ustedes mantengo automáticamente la ilusión, la cual no es otra cosa que la sombra de mi Ser Infinito, y por medio de mí ustedes desechan automáticamente la ilusión cuando se dan cuenta de su falsedad.
Mi manifestación como el Avatar de esta Era será de corta duración. Este corto lapso abarcará, en rápida sucesión, mi humillación, la interrupción de mi Silencio, mi glorificación y mi violento final físico. Perpetuamente, con todo el Gozo Divino en mí, sufro eternamente por uno y por todos: de manera que soy crucificado eterna y continuamente para todos.
Durante este corto lapso, mi Palabra de Palabras conmoverá los corazones de toda la humanidad, y este contacto divino instilará espontáneamente en el hombre el sentimiento de unidad de todos los congéneres. Gradualmente, en el curso de los próximos setecientos años, este sentimiento reemplazará la tendencia separatista y gobernará los corazones de todos, alejando el odio, la envidia y la codicia que engendran sufrimiento, y reinará la felicidad.