El principio y el fin de la creación

Mediante los opuestos al más allá de los opuestos

La mente humana, a semejanza de la lanzadera de un telar, se desplaza entre dos extremos, desarrollando la urdimbre y trama de la tela de la vida. El desarrollo de la vida psíquica se representa mejor como un recorrido en zigzag que como una línea recta. Tomemos la función de las dos riberas de un río. Si no hubiera riberas, las aguas de los ríos se dispersarían, imposibilitando que el río alcance su destino. Del mismo modo, la fuerza vital se disiparía en formas interminables e innumerables si no estuviera confinada entre los dos polos de los opuestos.

Es mejor no contemplar estas riberas del río de la vida como dos líneas paralelas, sino como dos líneas convergentes que se juntan en el punto de la liberación. El grado de oscilación sigue disminuyendo conforme el individuo se acerca al objetivo, y desaparece completamente al lograrlo. Es como el movimiento de un muñeco que tiene su centro de gravedad en la base, lo que resulta en una tendencia gradual a estabilizarse y quedar en postura sedente. Si se agita, oscila de lado a lado por algún tiempo, pero cada movimiento cubre una distancia menor, y al final el muñeco queda inerte. En el caso de la evolución cósmica, este aquietamiento de la alternancia entre los opuestos significa Mahapralaya, y en la evolución espiritual del individuo significa Liberación.

— Meher Baba. Discursos, "El principio y el fin de la creación".